Mi ausencia

Al final el tiempo me ha hecho darme cuenta de que hay personas que nacimos para estar solas. Que llega un punto en el que ya no quieres que te quieran, ni querer a nadie (incluso a uno mismo). Cansa dejar entrar en tu vida gente que en poco tiempo se marchará y encima te lastimarán. Que esas pequeñas cicatrices que antes podías camuflar, cada vez son más visibles. Estoy cansada de mirarme al espejo y luchar con mi reflejo. De levantarme de cada caída y no curar las heridas. De hacerme la fuerte, cuando en verdad quiero salir corriendo. A veces siento que no estoy donde debería estar, ni soy quien quiero ser. Hablar y que nadie te escuche, lo típico del día a día. La balanza nunca llega a estar equilibrada. Cada vez siento que todo lo que hago, lo hago mal. Que a mi pentagrama le falta la clave de sol. Que el infinito se está volviendo un ocho. Que pretendo subir montañas sin zapatos, sintiendo cada piedrecita en la planta de mis pies. Siento que mi cielo se derrumba. Que en las noches sale el sol y en el día sale la luna. Que el reloj gira al revés de cómo tendría que girar.