Soltar

 Eres quien me ha enseñado que segundas oportunidades nunca fueron buenas. Que no es buena idea intentar abrir una puerta que ya estaba cerrada y con candado. Que me demostraste que no es ser fría, si no perder el interés. Que éramos dos caminos distintos que en un punto nos entrelazamos. Me has ido apartando poco a poco de tu vida hasta tal punto que ya no se si quiero formar parte de ella. Se van terminado las páginas de este libro que dudo que vuelva a leer. Me hiciste sentir vulnerable, cuando en realidad solamente estaba confundida. He llegado al punto de que si vas a estorbar es mejor que no estés en mi vida, que te hagas un lado. Que recordaré los buenos momentos, que quemo todo lo malo para que no venga conmigo. 

Que agradezco que hayas formado parte de mi vida, pero también agradezco que ya no estés en ella. Reconozco que tengo sentimientos de tristeza al escribir todo esto, pero también tengo que reconocer que necesito escribirlo para poder dejarte atrás y pasar página. Al principio dolió, pero pasaban los días y empecé a entender que por mucho que quieras estar con alguien o tener su amistad, si esa persona no tiene los mismos sentimientos que tú, no podemos estar martirizándonos con nuestros propios pensamientos. Se tarda, pero cuando llegas a esa fase lo comprendes. Se siente como un vacío en el pecho, un dolor intenso que va desapareciendo con el tiempo. Vuelvo a lo mismo, es necesario, para empezar a llenar ese vacío con cosas que te llenen de verdad. Agradeces a esas personas que han estado en tu vida y te han enseñado cosas, pero también llega el día que agradeces que se hayan ido porque te absorbían de tal manera que dejabas de ser tú para poder ser lo que ellos quisiesen que fueras y no. Y ese vacío deja de estar cuando te sientes bien contigo mismo. Y dejas ir a las personas, a sus recuerdos, o a los objetos que tienes de ellos porque les has dado un valor sentimental que te acaban recordando a ellos. Todo esto cuando tú mayor prioridad eres tú. 




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