Idas y venidas
Al final todas tus palabras resultaron mentira.
Decías una cosa y tus actos mostraban todo lo contrario.
Te creí y me decepcione.
Intente comprenderte pero era obvio que yo no debía pertenecer a tu mundo.
Hacía nudos a un lazo que se iba deshilachándose de tanto estirarse.
Cuando he decido soltar, ahora eres tú quien pretende hacer nudos a algo que ya está estropeado y tiene poco arreglo.
La rabia que he sentido, la he dejado irse.
Así como te ibas tú yendo poco a poco de mi vida.
Quiero que te lleves contigo todo lo que me hiciste sentir lo bueno y lo malo.
Quiero que seas feliz y que te vaya bien, pero también te QUIERO lejos de mi.
Porque necesitamos sanar y estar lejos uno del otro.
Como ya he escrito en alguna ocasión: “Agradeces a esas personas que han estado en tu vida y te han enseñado cosas, pero también llega el día que agradeces que se hayan ido”.
Y no es justo irse de la vida de una persona y volver a aparecer como si no hubiera pasado nada.
Y si, a mi me han enseñado a demostrar que cuando me cabreo con alguien lo mejor es no hablarle por días o un tiempo.
A medida que ido sanando he sentido que eso tampoco está bien, porque todos merecemos una explicación.
Querer entenderla ya es otra cosa.
Pero cuando nos vamos de la vida de alguien hay algún motivo.
A no ser que seas segunda opción, y eso duele más de que se vayan de tu vida sin decirte el porque. Todo tiene un porqué.
Y perdonar es sanar, pero puedes sanar perdonando y no volver a querer saber más de esa persona y desearle que todo le vaya bien.
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